martes, 19 de mayo de 2015

SI QUIERES TENER UN CAMPEÓN EN CASA, ENTRENA.

Hace unos días me encontraba en la consulta con una madre, de aspecto sano pero delgadísima, que se preocupaba en exceso por su cuidado exterior, la ropa impecable y bien combinada, los tonos del maquillaje de la cara y cuello acordes a su vestimenta, pelo limpio y con el tinte al día. Zapatos impolutos y bolso a juego. 

Venía acompañada por su hija, universitaria, con apariencia de ser la chica alegre, jovial, que tiene muchos amigos y que le encantan los pendientes, los collares, las pulseras, los fulares, las gafas de sol, pintarse, la melena en el pelo..Una joven muy femenina.

Venían a consulta por la "gordura" de la estudiante, comunicaba su madre. La señora veía a las piernas de su hija y le decía: "qué asco me da verte eso así".

 Esto lo vivimos constantemente, cuando acompañamos a nuestros hijos a cualquier competición deportiva o que implique un mínimo de competitividad. Suele aparecer el "superman" que traslada todas sus frustraciones al menor. Los insultos, las vejaciones, el constante ver el lado malo y recordárselo intensamente, se convierten en su relación con su hijo. Un niño al que convierten en un desdichado, acomplejado, con dificultades para relacionarse con los demás, con sentimiento de inferioridad, deprimido y con baja autoestima.

Podemos aplicar el mensaje de la campaña contra la violencia de género: si lo ves o lo escuchas, denuncia. El maltrato psicológico es difícilmente denunciable , o mejor dicho susceptible de probar. Así que cuando surja busca algún recurso que pueda ayudar, no mires hacia otro lado. 


miércoles, 11 de marzo de 2015

AUTOBIOGRAFÍA

El primer día que me permití comer una hamburguesa me sentí poderosa, callando a mi pequeño demonio que gritaba que no debía. 

El día que vencí a los deseos de darme un atracón fue increíble.

 El día en el que dejé de pensar en la báscula fue abrumador.

 El día en el que me miré en el espejo y pensé: “Estás espectacular” fue maravilloso.

 Y una larga cadena de logros que a simple vista parecen insignificantes pero para una persona como yo son pasos hacia la felicidad. Llegar hasta aquí no ha sido fácil, he tenido que luchar contra mi misma pero ha merecido la pena. Volver a saborear la felicidad después de tanto tiempo me ha hecho ver lo valiosa que es. Y esta lucha me ha enseñado que soy mucho más que el número que indica la báscula, el hecho de valorarme a mi misma no hay ningún adjetivo capaz de describirlo. 

A las familias y amigos me gustaría deciros que no desesperéis, es una situación difícil para todos pero la peor parte se la lleva la persona afectada, este problema requiere paciencia pero sobre todo apoyo. Ojalá pudiera deciros que ya estoy totalmente recuperada pero sé que puedo conseguirlo y que todos vosotros también. Si algo he aprendido en este tiempo es que un minuto de felicidad puede curar años de sufrimiento.